Al final, y como temíamos desde un principio, la filial en Venezuela de Editorial Planeta dijo "gracias, no gracias". Optó por no publicar, ni distribuir el libro. Cero explicaciones (lo cual refuerza la sospecha sobre los motivos, ¿no?).
Fue, en suma, como la tapita de Coca Cola. Uno venía con la ilusión de ganar algo, abrías la botellita con sueños de grandeza y te encontrabas con esas malditas dos palabras...
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