lunes, 14 de diciembre de 2009

La navaja de Ockham

Días atrás leí una columna en LA NACION en la que aludía a algo de lo que jamás había escuchado en mi vida: el "principio de la parsinomia", también conocido como "la navaja de Occam", que también puede escribirse Ockham, en alusión al monje franciscano William of Ockham (u Occam).


¿Qué expone ese principio? Simple: "Entia non sunt multiplicanda sine necesitate".


Más claro, agua.


Es decir, "los factores [de una ecuación] no deben multiplicarse sin necesidad", es decir", "no expliques con mucho lo que puedes explicar con poco" (para más datos, Wikipedia).



El bueno de Albert Einstein lo planteó de otro modo: "Todo se debe hacer tan simple como sea posible, pero no más simple". Y si Mr. E=m.c2 lo dice...



¿A qué viene todo esto en este blog? Pues que en este caso, como en tantos otros escándalos, afloran las teorías conspirativas sobre, por ejemplo, por qué fue decomisada la valija en el Aeroparque, por qué Antonini actuó como actuó o sobre el rol del FBI, la CIA, la DEA y hasta los cubanos de manera solapada.

A veces (aunque sea a veces), la verdad es mucho más simple de lo que se quiere creer.

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