Hay veces que no sé si son o se hacen. Esta es una de esas ocasiones.
El Banco Mundial completó un estudio, en el que gastó frondosos billetes, para concluir que la mayoría de los grandes casos de corrupción incluyen el uso de entidades legales –fundaciones, compañías fantasmas, sociedades anónimas, fideicomisos– para esconder la tarasca afanada.
¿Es eso novedoso?
Traducido como “Los maestros de los títeres: Cómo los corruptos usan estructuras legales para esconder los activos robados y qué hacer al respecto”, el reporte se difundió ayer, urbi et orbi, como parte de
Por supuesto, el motor de esta iniciativa, Emile van der Does de Willebois, convocó a todos los gobiernos a reinsertar la transparencia corporativa en las agendas nacional e internacional. Ahora sí, tiemblan los corruptos…
Dicho todo lo anterior, el informe sí resulta valioso en un par de tópicos. El primero: traza un panorama general sobre las dificultades habituales que afronta una investigación sobre delitos de cuello blanco. El segundo: expone los países que suelen figurar metidos en el baile con sociedades o cuentas bancarias. ¿El number one? Estados Unidos. El último (del pelotón de piratas, que no de todo el listado mundial), y aunque resulta contraintuitivo, Suiza.
pd1: el informe (en el que se agradece a un académico argentino de fuste: Guillermo Jorge), acá.
pd2: temo preguntar si alguien cobró una fortuna –o consiguió un ascenso dentro del BM- por el “hallazgo” del título estelar...
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