"Stiles, para servirle." Así comenzó la relación que durante años unió al ex presidente Néstor Kirchner con Antonio Horacio "Jaime" Stiuso, el espía que más alto llegó en la estructura de la Secretaría de Inteligencia (ex SIDE).
Se conocieron en los inicios de la presidencia de Kirchner, aunque el santacruceño ya conocía bastante sobre los procedimientos de la ex SIDE. Por un lado, porque Cristina Fernández tejió un buen lazo con otro referente de los espías, Fernando Pocino, desde el Congreso. Por el otro, porque un tercer agente fue el encargado de recabar información en Santa Cruz sobre el entonces gobernador y la primera dama provincial, pero quedó expuesto y los Kirchner lo denunciaron.
Se conocieron en los inicios de la presidencia de Kirchner, aunque el santacruceño ya conocía bastante sobre los procedimientos de la ex SIDE. Por un lado, porque Cristina Fernández tejió un buen lazo con otro referente de los espías, Fernando Pocino, desde el Congreso. Por el otro, porque un tercer agente fue el encargado de recabar información en Santa Cruz sobre el entonces gobernador y la primera dama provincial, pero quedó expuesto y los Kirchner lo denunciaron.
Otros tiempos; Aníbal, "Paco" Larcher y Kirchner.
Pese a ese pecado original, Kirchner recurrió a la ex SIDE como ningún otro presidente desde el retorno de la democracia, en 1983. La utilizó para tareas de espionaje doméstico: desde escuchas a políticos, empresarios y periodistas hasta tareas de infiltrar manifestaciones.
Todo comenzó cuando Stiuso le entregó su propia carpeta, con tapas de cartulina amarilla, al inicio mismo de su mandato, según reveló el periodista Gerardo Young en su libro Código Stiuso. Un gesto para congraciarse.
A partir de entonces, si Kirchner criticaba a alguien poco después aparecía en su despacho la carpeta de la víctima de turno. Y de la mano del entonces número dos de la ex SIDE, Francisco "Paco" Larcher, también comenzaron a aparecer sobre el escritorio del ex presidente las escuchas telefónicas que Kirchner consumía, a la hora de la siesta, con fruición.
pd: el resto de la nota publicada en LA NACIÓN, acá.
Todo comenzó cuando Stiuso le entregó su propia carpeta, con tapas de cartulina amarilla, al inicio mismo de su mandato, según reveló el periodista Gerardo Young en su libro Código Stiuso. Un gesto para congraciarse.
A partir de entonces, si Kirchner criticaba a alguien poco después aparecía en su despacho la carpeta de la víctima de turno. Y de la mano del entonces número dos de la ex SIDE, Francisco "Paco" Larcher, también comenzaron a aparecer sobre el escritorio del ex presidente las escuchas telefónicas que Kirchner consumía, a la hora de la siesta, con fruición.
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