miércoles, 4 de noviembre de 2015

Scioli, en los zapatos de John McCain

Allá por 2008, muy lejos de aquí, un candidato presidencial detuvo una campaña de desprestigio contra su rival de turno, que lideraba las encuestas. Digno, optó por no meterse en el barro. "Es un decente hombre de familia, un ciudadano con el que tengo diferencias sobre temas fundamentales, y sobre eso es de lo que trata esta campaña", argumentó el candidato, que venía segundo. "Tengo que decirle que él es una persona decente, a la que usted no debe tenerle miedo como presidente", añadió antes de que los gritos de sus propios seguidores intentaran interrumpirlo. Y aclaró: "Miren, si yo no pensara que yo sería un presidente muchísimo mejor que él, no estaría postulándome, ¿está bien? Y ése es el punto de esta campaña".

Aquel candidato digno era el republicano John McCain, héroe de la Guerra de Vietnam, donde fue prisionero en el "Hanoi Hilton" y torturado durante años. Cuando tuvo la oportunidad de regresar a casa, se negó porque había compañeros de armas que habían llegado a esa prisión antes que él y, por tanto, sostuvo que también debían ser liberados antes que él.

¿Su rival? El demócrata Barack Obama, al que una ola de rumores buscaba enlodar con que no era estadounidense, que era árabe, que era musulmán y hasta jugaban con su apellido y el nombre del líder de Al-Qaeda, Osama ben Laden.


Pero McCain detuvo a los propios y compitió de manera digna, centrado en los asuntos públicos más relevantes para su país: Irak, Afganistán, Guantánamo, la economía estadounidense y mucho más. Y cerca estuvo de ganar hasta que el colapso de Wall Street evaporó sus chances.

Ahora y acá, Daniel Scioli tiene la oportunidad de competir con dignidad y acaso ganar la presidencia. O de hundirse en el fango y acaso ganar la presidencia. O puede perder, pero perder de manera digna o indigna. De él depende.

pd: el resto de la columna de opinión publicada hoy en LA NACIÓN, acá; el video de McCain en que frena los comentarios contra Obama, acá.

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