Cuatro años y medio después de los Panama Papers, el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) difunde un nuevo trabajo colaborativo global: la filtración de documentos secretos del gobierno de Estados Unidos que exponen cómo billones de dólares de redes criminales, políticos y evasores fluye a través de los grandes bancos, sin que pueda impedirlo el sistema creado para detectar y confiscar esos fondos.
El material –identificado como los FinCEN Files- abarca 2100 documentos secretos de la unidad de inteligencia financiera estadounidense (FinCEN, por sus siglas en inglés), basados en los reportes de operaciones sospechosas de lavado de activos, evasión y otros delitos financieros que le remitieron bancos y otras entidades financieras de todo el mundo.
Esos documentos, que obtuvo BuzzFeed News y compartió con ICIJ, conforman la filtración más detallada de la historia del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. Detallan cómo circuló por todo el mundo el dinero que, por ejemplo, mueve una red de narcotráfico del opioide fentanilo, junto a otros casi 2 billones de dólares de fondos sospechosos.
El material expone, en particular, cómo cinco grandes bancos globales –JPMorgan, HSBC, Standard Chartered Bank, Deutsche Bank y Bank of New York Mellon– se beneficiaron de poderosos y peligrosos personajes incluso después de que las autoridades de Estados Unidos multaran a estas mismas instituciones financieras por anteriores fallos a la hora de contener los flujos de dinero negro.
“Todos lo están haciendo mal”, admitió en una entrevista con el ICIJ David Lewis, secretario ejecutivo de Financial Action Task Force, con sede en París, una asociación de gobiernos de todo el mundo para establecer estándares contra el lavado de dinero.
Las agencias de Estados Unidos encargadas de hacer cumplir las leyes contra el lavado, sin embargo, rara vez avanzaron judicialmente contra los bancos que incumplieron con la ley. Por el contrario, los documentos exponen que las acciones adoptadas por las autoridades regulatorias apenas repercuten en la avalancha de dinero que se lava a través del sistema financiero internacional.
El material analizado por ICIJ incluye alusiones a personas y empresas argentinas vinculadas, directa o indirectamente, al material que forma parte de los FinCEN Files. LA NACION investigó esos datos, como parte de un equipo que incluyó también a periodistas de Infobae y Perfil.
En un mundo asolado por la pandemia y las crisis económicas, el movimiento sin control de dinero sucio puede parecer una amenaza remota. Pero sus consecuencias son profundas: narcotraficantes, políticos déspotas y los corruptos capitanes de la industria amasan fortunas ilícitas y consolidan su poder mientras que, acuciados por la falta de fondos, los gobiernos no pueden pagar el tratamiento para los enfermos.
Más de 400 periodistas de 88 países hurgaron en el material, que incluye boletines de la propia Fincen con densa información técnica, pero que con frecuencia sólo incluía una pista aislada: un nombre o una dirección. Por eso, fueron necesarios 16 meses para peinar documentos de fuentes adicionales, leer voluminosos archivos y expedientes judiciales, entrevistar a quienes luchan contra el delito y a sus víctimas, así como revisar cada dato sobre los millones de transacciones que tuvieron lugar entre 1999 y 2017.
¿Por qué los bancos mueven dinero sospechoso? Porque es rentable. Los bancos reciben comisiones que cobran a medida que el dinero se mueve a través de redes de cuentas mantenidas a menudo por usuarios corruptos del sistema financiero. JPMorgan, por ejemplo, obtuvo un estimado de US$ 500 millones en beneficios por ser el banquero jefe de Bernie Madoff, según se presentó en el caso de bancarrota generado por el colapso de su multimillonario esquema Ponzi.
Ya en enero de 2014, el banco debió pagar US$ 2600 millones a agencias de Estados Unidos para resolver las investigaciones sobre su papel en el esquema de Madoff. Pero el banco registró ganancias por encima del doble de esta cantidad solo en ese trimestre, acercándose a los casi US$ 22.000 millones de beneficios aquel año. Y después de todo eso, JPMorgan continuó moviendo dinero para personas envueltas en supuestos delitos financieros, según muestran los FinCEN Files.
Pero el JPMorgan no fue la única entidad bajo la lupa. También HSBC, Standard Chartered Bank, Deutsche Bank y Bank of New York Mellon, entre otros, han oscilado entre pagos sospechosos a pesar de promesas similares hechas a autoridades gubernamentales, según demuestran los documentos secretos que integran los FinCEN Files.
Las agencias de Estados Unidos encargadas de hacer cumplir las leyes contra el lavado, sin embargo, rara vez avanzaron judicialmente contra los bancos que incumplieron con la ley. Por el contrario, los documentos exponen que las acciones adoptadas por las autoridades regulatorias apenas repercuten en la avalancha de dinero que se lava a través del sistema financiero internacional.
El material analizado por ICIJ incluye alusiones a personas y empresas argentinas vinculadas, directa o indirectamente, al material que forma parte de los FinCEN Files. LA NACION investigó esos datos, como parte de un equipo que incluyó también a periodistas de Infobae y Perfil.
En un mundo asolado por la pandemia y las crisis económicas, el movimiento sin control de dinero sucio puede parecer una amenaza remota. Pero sus consecuencias son profundas: narcotraficantes, políticos déspotas y los corruptos capitanes de la industria amasan fortunas ilícitas y consolidan su poder mientras que, acuciados por la falta de fondos, los gobiernos no pueden pagar el tratamiento para los enfermos.
Más de 400 periodistas de 88 países hurgaron en el material, que incluye boletines de la propia Fincen con densa información técnica, pero que con frecuencia sólo incluía una pista aislada: un nombre o una dirección. Por eso, fueron necesarios 16 meses para peinar documentos de fuentes adicionales, leer voluminosos archivos y expedientes judiciales, entrevistar a quienes luchan contra el delito y a sus víctimas, así como revisar cada dato sobre los millones de transacciones que tuvieron lugar entre 1999 y 2017.
¿Por qué los bancos mueven dinero sospechoso? Porque es rentable. Los bancos reciben comisiones que cobran a medida que el dinero se mueve a través de redes de cuentas mantenidas a menudo por usuarios corruptos del sistema financiero. JPMorgan, por ejemplo, obtuvo un estimado de US$ 500 millones en beneficios por ser el banquero jefe de Bernie Madoff, según se presentó en el caso de bancarrota generado por el colapso de su multimillonario esquema Ponzi.
Ya en enero de 2014, el banco debió pagar US$ 2600 millones a agencias de Estados Unidos para resolver las investigaciones sobre su papel en el esquema de Madoff. Pero el banco registró ganancias por encima del doble de esta cantidad solo en ese trimestre, acercándose a los casi US$ 22.000 millones de beneficios aquel año. Y después de todo eso, JPMorgan continuó moviendo dinero para personas envueltas en supuestos delitos financieros, según muestran los FinCEN Files.
Pero el JPMorgan no fue la única entidad bajo la lupa. También HSBC, Standard Chartered Bank, Deutsche Bank y Bank of New York Mellon, entre otros, han oscilado entre pagos sospechosos a pesar de promesas similares hechas a autoridades gubernamentales, según demuestran los documentos secretos que integran los FinCEN Files.
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