"Yo no soy soldado de La Cámpora ni de nadie -frena el juez federal Rodolfo Canicoba Corral. Desmiento terminantemente que yo sea el emisario del Gobierno para negociar una tregua con [los jueces federales de] Comodoro Py y además, soldado como mínimo, soy general."
Célebre en el Poder Judicial por su lengua irónica y filosa como pocas, Canicoba Corral se ríe de su propia ocurrencia. Pero deja claro, también, que considera injusto que lo señalen como interlocutor entre los jueces y fiscales federales y la Casa Rosada. "Yo sólo soy un veterano que aconseja en tiempos agitados", dice.
Célebre en el Poder Judicial por su lengua irónica y filosa como pocas, Canicoba Corral se ríe de su propia ocurrencia. Pero deja claro, también, que considera injusto que lo señalen como interlocutor entre los jueces y fiscales federales y la Casa Rosada. "Yo sólo soy un veterano que aconseja en tiempos agitados", dice.
Titular del Juzgado en lo Criminal y Correccional N° 6 desde que Carlos Menem firmó su decreto de designación el 16 de junio de 1993, Canicoba Corral lleva la cuenta de cuántos han pasado por la Rosada: "Ya he visto pasar a siete presidentes y voy a ver pasar la octava", remacha.
Pero esta vez el juez está molesto. Lo está desde el domingo pasado, cuando LA NACION reveló que el Gobierno negocia una tregua hasta diciembre con Comodoro Py y lo incluyó como protagonista de esos intentos de tender puentes. Y, más aún, por detallar que lo llamó al fiscal federal Gerardo Pollicita para avisarle que "los muchachos" estaban dispuestos a tirarle con un "carpetazo" si apelaba el desistimiento de la denuncia contra la Presidenta que firmó el juez Daniel Rafecas por el supuesto encubrimiento a Irán en el caso AMIA.
"Hablé con Pollicita, sí. Pero fue para darle un consejo, no para transmitirle una amenaza o un apriete", se ataja
pd: el resto del reportaje publicado hoy en LA NACIÓN, acá.
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