Lo echaron por escribir la verdad. Y, peor aún, por redactar la palabra “paralela” en su cable diplomático.
Ese es el resumen de lo que trascendió ayer: el subsecretario de Integración Económica Americana de la Cancillería, Eduardo Sigal, fue desplazado de su cargo.
Sigal (foto, arriba) había quedado en el centro de la tormenta cuando envió en julio un cable que revelé en LA NACION y en el que expuso las gestiones “paralelas” de los laderos del ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, en la relación comercial con Venezuela.
En su cable, Sigal detalló que al menos dos empresas habían sido desplazadas del plan de reconversión energética de Venezuela y que eran beneficiadas otras con mejor relación con José María Olazagasti, el secretario privado de De Vido reconvertido en enlace internacional tras la caída de Claudio Uberti.
El jefe máximo de Sigal, el canciller Héctor Timerman le recriminó que hubiera actuado como actuó, es decir, de manera correcta. “Le dije que no mande un cable que lo van a ver más de cien personas, porque eso es una invitación a filtrarlo o que lo filtre alguien y lo haga público. Si creía que era algo tan grave, tendría que haberme venido a ver a mí o a su jefe inmediato”.
Se premia lo que debería castigarse y se castiga lo que debería ser premiado. Con esos conceptos (inversos) así sigue la corrupción: a sus anchas... y campando.
ResponderEliminarSaludos!