lunes, 5 de abril de 2010

Il Gatopardo

Una de las características notables del gobierno de Hugo Chávez es su tendencia a cambiar de puestos a sus funcionarios, que al cabo de unos pocos años pasan por distintos ministerios y agencias.

Otra característica similar de la gestión chavista es su afición por rebautizar las oficinas públicas. Así es como, por ejemplo, creó nuevos ministerios, pero también le añadió eso del "poder popular" a todos los ya existentes, como el "Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia".

Entre los últimos bautismos (dic '09) aparece la ahora ex Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (Disip). Es decir, la policía política del gobierno bolivariano, lo que no equivale a policía "secreta" pues de eso tiene poco y nada, ya que protagonizan operativos, detienen personas y mucho más a plena luz del día y, para peor, con mucho ruido.


La Disip, mientras la dirigió el general Henry Rangel Silva, se involucró de lleno en el "caso Antonini". Sus muchachos eran los encagados de acallar a Guido Alejandro Antonini Wilson con US$ 2 millones, más abogados en Venezuela y Argentina. Pero como suele ocurrir, si algo puede salir mal, SALDRÁ MAL.

La cuestión es que Chávez decidió apostar al "nombre nuevo, vida nueva", aunque no sea tal. Cambiar algo para que nada, en el fondo, cambie. Por eso la Disip es ahora el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin).

Dato positivo: al menos no le puso "Servicio Bolivariano del Poder Popular de Inteligencia Nacional". La sigla hubiera sido complicada de leer: Sebppin o Seboppin o Sebopopin. Complicado. Y, claro, tan ineficaz como la vieja Disip. Aquella que envió a un agente a Estados Unidos para verificar si Antonini era confiable y ese agente (Antonio José Canchica Gómez):

1. No se dio cuenta que lo siguieron.

2. No se dio cuenta que lo filmaron.

3. Usó su tarjeta de crédito, con su verdadero nombre (!), para comprar un souvernir.

Eficacia del Poder Popular Bolivariano, que le dicen.

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