Capdevila se convirtió así en la cuarta persona que padeció amenazas en relación al expediente judicial en el que se investiga la relación entre el vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, y la ex Ciccone Calcográfica, la imprenta bajo el mando de Alejandro Paul Vandenbroele recibió un contrato para imprimir decenas de millones de billetes de 100 pesos.
LA NACION intentó contactar a Capdevila, pero por medio de un tercer amigo declinó confirmar si, en efecto, había sido amenazado en los días previos al jueves pasado, la fecha prevista para que testificara, por segunda vez, ante el juez federal Ariel Lijo.
Según reconstruyó LA NACION, sin embargo, Capdevila se presentó ante un escribano público y le relató su versión de lo ocurrido, aunque no reconoció a quienes lo intimidaron. En ese testimonio aportó constancias de lo que vivió -y de lo que sabe- y le permitió fijar una fecha cierta de cuándo lo amedrentaron.
El apriete, sin embargo, incluiría un segundo incidente con un automóvil sin patente, que se dedicó a seguir a un familiar de Capdevila durante varios kilómetros, a través de un trayecto que incluyó múltiples curvas y contramarchas.
pd: el resto de la nota publicada hoy en LA NACIÓN, acá.
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