lunes, 16 de septiembre de 2013

En "la Casa" - encubrimiento en la Cancillería

Una alta funcionaria del Ministerio de Relaciones Exteriores encubrió las denuncias por racismo, acoso laboral, persecución política y otros presuntos delitos e irregularidades que acumuló su pareja, también funcionario de la Cancillería, desde noviembre pasado, sin permitir que avanzaran los expedientes que se abrieron.

El encubrimiento lo lideró la secretaria de Coordinación y Cooperación Internacional, Paula Verónica Ferraris, que de ese modo protegió a Héctor Hugo Merlo, mientras este avanzaba sobre distintas áreas del Ministerio sobre las que carecía de competencia, como las direcciones de Seguridad e Infraestructura, entre otras.


Desplazado Merlo [foto, arriba] sólo horas después de que LA NACION revelara este domingo sus presuntas conductas delictivas, su encubrimiento continúa vigente. El sumario que ordenó iniciar el canciller Héctor Timerman quedó dentro del área que lidera la propia Ferraris, la responsable máxima de controlar el presupuesto de la Cancillería y, tanto o más importante para los diplomáticos, de la junta examinadora para sus ascensos.

La protección, sin embargo, excede a Merlo, según cuatro diplomáticos y empleados y distintos documentos oficiales de la Cancillería. También beneficia a por lo menos otros dos miembros del entorno de Ferraris.

Uno de ellos es Héctor Bogado, quien mintió al declarar que había cursado el bachillerato en una escuela de Lanús que, en realidad, jamás pisó. Pero lejos de ordenar una sanción y radicar una denuncia penal desde que se le informó en noviembre pasado, Ferraris lo reacomodó a su lado. Desde entonces, Bogado trabaja como el cafetero de Ferraris, con un salario de bolsillo de $ 8600 por mes.

pd: el resto del material publicado hoy en LA NACION, acá y acá.

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