Algo así me ha ocurrido un par de veces. En particular con mis crónicas sobre mi semana en la base militar de Guantánamo, que publiqué en octubre de 2005 (ver acá, acá, acá y acá) pero que por algún motivo que aún ignoro "resucitaron" varias veces.
“Más que los detalles sobre cómo se resucita -plantea, sin embargo Delia-, me interesa saber qué noticias poseen este superpoder. Bueno, a mi y a toda una industria en decadencia que de repente se ha encontrado con que la gente está encantada de pagar por el envoltorio del pescado”.
¿Su conclusión central? "Todo depende de la intensidad y el tipo de emoción que una noticia provoca en el lector. Hay emociones -positivas o negativas- que incitan a la acción, a hacer el esfuerzo de compartir. Lo ideal, dice el estudio, es un artículo feliz y sorprendente, algo útil y que sea capaz de cambiar nuestra visión de la vida. Los artículos tristes no se suelen enviar a los demás porque no queremos que nos vean como un mensajero de malas noticias y además, lo triste lleva a la depresión, no a la acción. Pero los escritos que provocan rabia, indignación o un asombro negativo incitan a la acción".
pd: su post completo, acá.
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