La
información surgió de registros oficiales y de fuentes
del organismo estatal. La desidia de la IGJ sobre esas sociedades fantasma se
debe al temor a toparse con otro "caso Skanska", con proveedores de
facturas truchas, sobreprecios y presuntos sobornos, o con empresas de fantasía
como las que sirvieron para el cobro de subsidios irregulares en la Oncca,
según relataron fuentes del organismo.
En
esa línea, un amplio porcentaje de las sociedades constituidas por muertos son
"consultoras", con objetos sociales amplios, en tanto que los
fallecidos figuran inscriptos ante la AFIP en ese rubro. Más aún, en la mayoría
el difunto apareció como se presidente, para después cambiar las autoridades y
desaparecer del Boletín Oficial. Es decir, prácticas habituales entre las
usinas de facturas falsas para la evasión de impuestos y el ocultamiento de
pagos de sobornos.
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