Eso es, en suma, lo que ocurre por estos días con el embajador Eduardo Sadous, que relató ante la Justicia y ante el Congreso lo que muchos antes había reportado a sus superiores en la Cancillería: sus sospechas e indicios sobre actos de "corrupción" en la relación bileteral con Venezuela. En especial, en los ámbitos comerciales que quedaban bajo la órbita del ministro Julio de Vido.
Su relato se complementó luego con advertencias en la misma línea de un subsecretario de Estado de la Cancillería, Eduardo Sigal, quien redactó varios cables diplomáticos (ver acá y acá; ver imagen abajo) con detalles, nombres y empresas involucradas o perjudicadas por la diplomacia "paralela" de la banda de De Vido (con Claudio Uberti, el del caso Antonini, y José María Olazagasti en primera fila).
Esa situación también la expuso, en su propio cable, la entonces embajadora en Caracas, Alicia Castro (ver acá); y la relataron numerosos empresarios a LA NACION -en particular, a mí, ver acá-, con precisiones sobre intermediarios, cuentas, montos y porcentajes.
Pero, claro, contarlo en off the record a un periodista (como pasó con muchos de esos empresarios y funcionarios) no es lo mismo que testificar bajo juramento ante la Justicia. Y en un contexto en que denunciantes y testigos como Mario Pontaquarto (en Coimas en el Senado) o el propio Sadous pasaron de denunciantes a denunciados, ¿quién come vidrio?
Conclusión: quien contó la verdad, Sadous, fue ahora procesado por falso testimonio porque nadie salió a corroborar sus dichos entre los funcionarios, diplomáticos y empresarios consultados (obvio: si varios de ellos se hubieran autoincriminado si confirmaban al ex embajador). De hecho, luego un diplomático fue premiado con una embajada, que no le correspondía por su rango.
Sadous ya apeló su procesamiento. Veremos qué ocurre con él. Quizá deba recordarse que, como él, Sigal también fue desplazado de su cargo por quejarse por escrito de la diplomacia "paralela". Y el canciller Jorge Taiana renunció, luego de un reclamo de la Presidenta porque no impidió (¿cómo podía hacerlo?) que Sadous testificara ante el Congreso.
Porque, además, y si a alguien le interesa saberlo, la diplomacia paralela continúa, de la mano del tándem Olazagasti - De Vido. Pero también con una banda de abogados y empresarios que deambulan por los meandros del poder político. Acaso Diego Armando Maradona, por ejemplo, pueda contar ciertos detalles de cómo llegó hasta el presidente Nicolás Maduro (ver acá y acá).
Yabrán era un perejil (y que se prepare Pontaquarto, porque ahora intentarán ir por él y por la causa "Coimas en el Senado)...
La investigación periodística cumple, además de su rol, el que omite cumplir la Justicia; lo que indica lo mal que funciona el Poder Judicial en complicidad con el Ejecutivo. Ojalá que sus investigaciones sirvan para despertar a las instituciones a hacerse cargo de lo que les corresponde
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