Montañas de curiosos, empresarios, políticos y periodistas.
Tres empresarios encaran a un ejecutivo del diario LA NACIÓN.
Le recriminan la cobertura sobre los negocios sospechados de sobornos entre la Argentina y Venezuela. En particular, los gestionados por la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinarias Agrícolas (Cafma) con la trader Palmat (y luego, también, con Madero Trading).
Putean a los periodistas, maldicen al diario, recriminan al ejecutivo. Y defienden, a su modo, la "diplomacia paralela" montada por el ministro Julio de Vido y su entorno, con Claudio Uberti y José María Olazagasti, entre (muchos) otros.
"Sí, es todo cierto. ¿Y qué querés? Si es la forma de hacer negocios, se hace. Y lo volveríamos a hacer".
Porque como dice el refrán, para bailar un tango se necesitan dos (ya con tres se pone pimienta, sea por malevo o por yiro). Y eso implica que cuando alguien recibe un sobre, un maletín o una valija, también hay alguien que cuenta, ensobra y ofrece la guita.
Hay pagos de sobornos (la mayoría) que jamás salen a la luz. Otros que sí, pero porque alguien se equivoca o deschava. Y unos pocos (poquísimos) en los que aparecen las evidencias, aunque la Justicia luego demore años o décadas en avanzar (Coimas en el Senado, IBM-Banco Nación y el Caso Armas son apenas tres recordatorios de eso).
Y así estamos en este caso. Los empresarios nos cuentan (en off) cómo fue la operatoria, pero de allí a encontrar the smoking gun, como dicen los gringos, o de que alguien vaya a la Justicia y cuente todo lo que sabe (que es lo mismo que ocurrió con Coimas en el Senado: hasta que no fue Pontaquarto, la "verdad judicial" no se equiparó a la "verdad periodística")...
pd: la anécdota contada, aclaro por las dudas, es rigurosamente cierta.
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