Textual: “El 28 de febrero de 2006, el ministro de Planificación, Julio De Vido, firmó la resolución 427 que asignaba los viáticos a Claudio Uberti para un viaje de tres días repartidos entre Venezuela y Panamá. Tal como lo dispone el decreto 280/95 —que rige los gastos de los funcionarios en sus misiones fuera del país—, De Vido le otorgó US$ 118 por día durante las 36 horas que permanecería en Caracas y US$ 173 diarios por el tiempo en Panamá. Sin otros argumentos, autorizó 50 mil pesos adicionales para libre disponibilidad de quien era el titular del Organismo Nacional de Concesiones Viales (OCCOVI)”.
“La cifra consta como ‘gasto eventual’ y le permitió al ex funcionario —que perdió el cargo luego de traer en un avión oficial al venezolano Alejandro Antonini con 800 mil dólares—, utilizar más de cuatro mil dólares por día para sus necesidades durante el viaje”.
Esa y otras resoluciones detallan que en “media docena de ocasiones, Uberti es el curioso beneficiario de este abultado” y que “en todos los casos, los viáticos se pagaron con partidas del OCCOVI y el ex funcionario tenía obligación de ‘rendir cuenta documentada de su inversión’”.
La pregunta del millón es, claro está, ¿para qué utilizó ese dinero el “embajador paralelo”? ¿Para pagar qué? ¿Aviones? (en teoría, pagados con otros fondos; y en el caso del vuelo de Antonini, por otra empresa del Estado: Enarsa) ¿Hoteles? ¿Invitaciones? ¿Regalos?
Para poner la cifra en contexto, esa suma, por aquellos años, equivalía a comprar un departamento de 1 ambiente en La Plata; o a un automóvil 0 km de producción nacional de clase media; o entre 10 y 15 pasajes en clase turista entre Buenos Aires y Washington, DC...
Eso sí, el 75% de las visitas de Uberti a Venezuela no eran informadas a la sede diplomática en Caracas, según declaraciones que constan en el expediente judicial. Lo que se dice en llamar una “diplomacia paralela”…
pd: el texto completo, acá.
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