Sobre el cierre, incluye una “antibibliografía”, ya que le “pareció que había que dejar en claro que uno sabe quiénes son los enemigos. Y también sabe lo que piensan y cómo lo piensan”.
También añade Fernández que “esta debería ser una tarea militante: leer a quien no piensa como yo. Enterarme de sus pareceres, de sus errores, de sus frustraciones”.
Luego, Fernández recomienda leer 29 libros. Entre ellos, y más allá de que lo data en 2008 en vez de 2009, el mío: “Los secretos de la valija”.
Par de comentarios:
1. Gracias, Aníbal, por recomendar mi libro.
2. Lamento, Aníbal, que me incluya entre los “enemigos” que están en “la vereda de enfrente”, que me adjudique “frustraciones”, “inquina” y “rabia”.
Me extraña semejante inclusión, en particular, luego de lo que me ha dicho alguna vez sobre mi trabajo sobre el caso Antonini.
Además, apenas si me conoce. Si nos vimos las caras dos veces, creo, es mucho. Y por teléfono no hablamos más que un puñado de veces, siempre cuando yo lo consulté por alguna investigación mía -en particular, sobre el caso Antonini- y usted respondió mis llamados (o me transmitió su respuesta a través de un vocero). Poco más.
Creo, en suma, que sus comentarios sobre “enemigos”, “la vereda de enfrente”, las “frustraciones”, la “inquina” y la “rabia” habla más de usted que de mí.
Como diría don Arturo Jauretche, al que usted tanto y con tanta admiración invoca, lo suyo es una verdadera zoncera.
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