El diario británico The Guardian comienza así el artículo: “El 10 de abril de 2006 un DC-9 aterrizó en Ciudad del Carmen, en el Golfo de México. Los soldados mexicanos que lo esperaban para interceptarlo encontraron 128 cajas que contenían 5,7 toneladas de cocaína valuadas en US$100 millones. Pero también descubrieron algo más, y más importante: la documentación de la compra del avión por parte del cartel Sinaloa”.
A partir de allí, el extenso artículo (¿Quién dijo que los lectores no quieren artículos largos, si lo valen?) detalla la pesquisa que siguió sobre la ruta del dinero y de cómo los narcos lavaron cientos de miles de millones de dólares en… Estados Unidos.
El punto a favor es que fueron las propias agencias gringas –DEA, IRS y el Departamento de Justicia, entre otros- las que investigaron durante 22 meses al banco sospechado, Wachovia (el cuarto más grande hasta que cayó en 2008 y lo compró Wells Fargo) hasta que lograron que reconociera sus macanas; el punto en contra es que el banco sólo acordó pagar US$ 110 millones a la Justicia y otros US$ 50 millones al Tesoro y no reconoció su culpabilidad (aunque prometió mejorar todos sus controles, etc).
Así, por enjuagar y lavar US$ 378.400 millones sucios a lo largo de muchos años -y con ganancias para el banco en 2009 por US$ 12.300 millones-, el Wachovia (Wells Fargo) limpió sus culpas con el desembolso de apenas una pizca de su dinero.
Pero, otra vez, al menos embocaron a un pez grande. Y, por una vez, los gringos dejaron de predicar sobre el realismo mágico, delictivo y caótico de América Latina y se centraron en sus propias miserias (multimillonarias). ¿O acaso no hay carteles de droga al norte del Río Bravo? ¿Acaso todo estadounidense que quiere fumarse un porro va hasta la frontera con México y se lo compra a alguien del otro lado? ¿O se lo compra en su ciudad y se lo paga a alguien que de inmediato lo inserta en el circuito doméstico?
De hecho, en plena crisis bancaria de 2008, el entonces jefe de la oficina de drogas y crímenes de la ONU, Antonio María Costa, afirmó que tenía datos que sugerían que las ganancias de los narcos eran “el único capital de inversión líquida” disponible a los bancos que se encontraban al borde del colapso. “Había indicios de que algunos bancos se rescataron de esa forma”, agregó.
Más claro, echale agua.
pd1: una curiosidad: la jueza gringa que intervino y revisó el acuerdo con el Wachovia, Joan Lenard, es la misma que condenó a los tres venezolanos y el uruguayo del “caso de la valija” en Miami, Florida.
pd2: el artículo de The Guardian, acá (en inglés); la nota en The New York Times (muchísimo más corta, pero en inglés, acá); el resumen en Clarín, acá (tengo el material que se presentó ante la jueza Lenard, por lo que intentaré subirlo como .pdf)
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