Hay tres momentos clave, para mí, en el reportaje: 1) cuando le preguntan por qué, cuando todavía era posible, no le devolvió su dinero a los inversores y se retiró a lo grande sin que nadie lo pescara. “Ego”, respondió; 2) cuando le preguntan cómo se explica que la rueda girara sin que los inversores o sus competidores percibieran la trampa: “Yo era grande, creíble”, argumentó; y 3) cuando le preguntan por qué los órganos de control (como la SEC) no lo pescaron, su respuesta fue lapidaria: “Pasan demasiado tiempo detrás de las infracciones menores y nada tras las grandes firmas y los bancos de inversión”.
Cualquier similitud con la lucha contra las drogas o los servicios de seguridad y contralor argentinos es, claro, mera coincidencia.
pd: el estupendo reportaje (en inglés) del FT, acá.
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