El que las hace no siempre las paga. O no paga todo lo que debería pagar. Pero al menos la propina deja.
Ese es, palabras más, palabras menos, el argumento de
¿El eje? El gigantón acordó pagar US$ 285 millones para dejar atrás una demanda civil de la SEC, que lo acusó de defraudar a los inversores que apostaron a sus portfolios de inversiones en hipotecas basura. Aquellas, vale recordar, que derivaron en el crack de Wall Street de 2008 (y cuyos coletazos aún perduran).
El Citi no sólo vendió basura a sus clientes. Mucho peor. Luego de cobrarles dólares por esa porquería, apostó en contra de esos mismos clientes y esos portfolios. Lo que se dice una pinturita.
Vale aclarar que Citigroup no derrapó sólo. La SEC ya selló similares acuerdos con Goldman Sachs y con JPMorgan, en tanto que también le apuntó al Credit Suisse, aunque por un rol menor.
El único obstáculo que resta para ponerle el moño al acuerdo es, sin embargo, el propio juez federal que debe convalidarlo, Jed S. Rakoff, famoso por sus críticas a la blandura de la SEC en negociaciones similares.
¿Un argumento para Rakoff? Citigroup ahondará en la senda de Siemens, que expió sus pecados con Estados Unidos y
Ahora, Citigroup se comprometió a pagar US$ 285 millones. Parece mucho, pero no lo es. Sus ganancias netas sólo durante el tercer trimestre de este año llegaron a US$ 3800 millones. Pero tampoco es poco, si se considera el daño reputacional, más allá de que el acuerdo, en teoría, no implica que el gigantón reconozca macana alguna, mucho menos un delito de cuello blanco.
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