jueves, 27 de octubre de 2011

Y a Salamanca no fuimos

Agradezco a la compañía Iberia y en particular al capitán de su vuelo IB6844 por frustrar mi viaje y el de docenas de pasajeros más, escudado en algún tipo de argumento leguleyo/sindical (que no explicó) y un cruce "yo no fui, fueron ellos - nosotros no fuimos, fuiste vos" con los (ir)responsables del (des)control aéreo en Ezeiza.


Agradezco, además, la (des)información que Iberia [foto, archivo] se encargó de garantizarnos, tanto a bordo del avión, como en tierra. Así es como (no) se trabaja. Sí, señor. Porque dos horas después del horario de salida y con todos los pasajeros sentados a bordo durante más de una hora, los sorprendió su propia cancelación. Y ergo, no supieron qué responder ante las pérfidas (e inesperadas, supongo) preguntas del pasaje: ¿Debo ir a buscar mis valijas? ¿Nos llevan a un hotel? ¿Hay un voucher previsto para cenar? ¿A qué hora debemos volver a Ezeiza? Y la peor de todas: ¿A qué hora saldrá el avión?

Salamanca quedará para otra ocasión (el retraso se convirtió en cancelación y reprogramación, que de 12 horas ya se estima en 15, con suerte, por lo que no llego a tiempo para dar las clases).

Ya lo decía el refrán: Qoud natura non dat, Iberia non praestat.

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