Cristina :
(mirándose las manos, pensativa) Y, sí. Cambié toda la decoración. Si El
volviera, no reconocería nada.
C :
(con una leve sonrisa nostalgiosa) Me lo imagino a los gritos: "¿Dónde me
lo pusiste a Moyano? ¿Qué hace Righi en el cajón? ¡Me tiraste a Eskenazi! ¿Y
ese muñeco?".
Pd: el resto de la columna “Terapia” publicada el domingo
por Diego Sehinkman en el suplemento Enfoques, acá.
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