Ante la quiebra que se avecinaba de la vieja Ciccone Calcográfica, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner tomó una decisión cuyas consecuencias arrastra hasta estos días. A mediados de 2010 rechazó el plan de sus funcionarios para que la Casa de Moneda controlara la planta impresora. Permitió así que llegara un grupo de inversores privados, según reconstruyó LA NACION durante las últimas semanas sobre la base de documentos públicos y privados, y los testimonios de seis funcionarios y ex funcionarios, y empresarios y abogados.
La Presidenta tomó esa decisión, aclaran sus colaboradores, sin conocer la gravedad de lo que ocurriría en los meses que siguieron, con el arribo de The Old Fund, un fondo que el juez federal Ariel Lijo consideró, en su resolución del viernes, que pertenece a Amado Boudou (entonces ministro de Economía).
Sin embargo, luego del estallido del escándalo, en febrero de 2012, la Presidenta decidió darle cobertura política a su número dos con una serie de decisiones de protección que pudieron derivar en un potencial encubrimiento, con la destrucción de evidencias cuando dos colaboradores de Boudou encabezaron la intervención de Ciccone.
La Presidenta tomó esa decisión, aclaran sus colaboradores, sin conocer la gravedad de lo que ocurriría en los meses que siguieron, con el arribo de The Old Fund, un fondo que el juez federal Ariel Lijo consideró, en su resolución del viernes, que pertenece a Amado Boudou (entonces ministro de Economía).
Sin embargo, luego del estallido del escándalo, en febrero de 2012, la Presidenta decidió darle cobertura política a su número dos con una serie de decisiones de protección que pudieron derivar en un potencial encubrimiento, con la destrucción de evidencias cuando dos colaboradores de Boudou encabezaron la intervención de Ciccone.
Al procesar a Boudou, Lijo llegó a la conclusión de que la expropiación de Ciccone fue "la concreción de la voluntad original de la Administración Pública de adquirir oficialmente la planta", decisión que terminó de tomarse cuando el caso ya había salido a la luz. "No resultaría llamativo -estimó-, especialmente después de que los hechos delictivos tomaran estado público, que el Estado nacional decidiera su expropiación."
Dos años antes, sin embargo, el promotor de la privatización había sido el ex presidente Néstor Kirchner, que pretendía crear una nueva Ciccone con empresarios como Eduardo Eurnekian y Ernesto Gutiérrez, en línea con lo que también impulsó, un par de años antes, en Aerolíneas Argentinas, cuando se imaginó a Avianca como operadora e incluso con Juan Carlos Mena, de Buquebus, también como inversor.
pd: el resto de la nota publicada hoy en LA NACIÓN, acá.
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