jueves, 29 de noviembre de 2012

Leila, la maestra

“Las cosas que han quemado el periodismo tienen que ver con periodistas que no se han formado en la calle, que se han acostumbrado a hacer las cosas por teléfono, que confían en que Twitter o Facebook son una gran fuente de información. Hay periodistas a los que las cosas les suceden a la vuelta de su trabajo y no se toman la molestia de salir a la calle. Pero esto es un vicio promovido, también, por cierta manera de trabajar que han establecido los medios en los últimos tiempos. No quiero cargar contra los periodistas. Me parece que en ese afán de hacerlo corto, rápido, ya, también se ha cultivado esa forma de trabajo en la que da lo mismo ir a ver a una persona, o llamarla, o «googlearla». Eso tiene que ver con el reporterismo, que es el alma del periodismo. Sin reporterismo no hay historia, no existe la historia. Ha pasado más bien por eso, y por esta idea de que hoy en día un periodista tiene que salir a la calle con una cámara de fotos, un móvil, una grabadora, hacer la foto, el vídeo, poner vínculos en su página... En ese sentido se ha precarizado la profesión y se ha olvidado cuál es el movimiento primigenio que hace el periodista. Un periodista es una cámara con sus ojos, alguien que sale de su lugar de comodidad para ponerse incómodo, y va a buscar y vuelve para contarlo. Ese movimiento está en la base de la cosa periodística, por lo menos desde hace treinta años para acá. La historia del periodismo es la historia de ir, ver, y volver para contarlo”. 

Quien lo dice es Leila Guerriero, una de las mejores periodistas narrativas de América Latina, hoy. Argentina, autodidacta, maestra de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, fundada por Gabriel García Márquez, ella jamás estudió en una Escuela de Periodismo. Y, por lo visto, mal no le fue. Pero siempre sale de su casa con un libro en el bolsillo y sus ojos bien abiertos.


Añade: “Lo que hay es una enorme carencia de lectura. No hay ninguna facultad de Periodismo que yo conozca que tenga un plan de lectura de ficción tan serio como el de no ficción. Un periodista no puede alimentar su prosa solo de leer a otros periodistas. De hecho, todos esos referentes consumían masivamente literatura, iban al cine, al teatro... Lo único que tiene un periodista como arma de trabajo es su cabeza, pero su cabeza debe estar bien amueblada. Siento que los periodistas, lamentablemente, leen súper poco. Hay periodistas que creen que leyendo un diario van a poder producir una pieza impresionante. No puedes escribir un artículo impresionante si no lees a Richard Ford, si no sabes quién es Lorrie Moore, John Irving... ¿Alguien sabe quién es Michael Ondaatje o Flannery O’Connor? Son nombres súper obvios, autores contemporáneos cuya prosa debe alimentar la narrativa periodística”.

Para leer y pensar (y en mi caso, buscar libros de estos autores que menciona).

pd: la entrevista completa por el gran Alfonso Armada, acá.

2 comentarios:

  1. ¡Qué grosa Leila! ¡Gracias por compartir esta clase maestra, Hugo! De Irving, El mundo según Garp es un cachoelibro tremendo.

    Saludos!
    Julieta

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