Una vez más, la culpa es de los medios.
La ex ministra de Economía, Felisa Miceli, afirmó durante el
juicio que se le sigue por los 100.000 pesos y los 30.000 dólares encontrados
en su despacho que hay una campaña de los medios de prensa en su contra, que al
reflejar lo que ocurre en el juicio no valoran las pruebas que aporta y ponen en
tela de juicio sus palabras.
Miceli ratificó lo que había dicho durante la instrucción de
la investigación penal. Sostuvo que el dinero se lo habían prestado una amiga y un hermano, y que lo pensaba usar para comprar una nueva vivienda.
Un punto clave de la acusación es la manera en que apareció
el dinero en el despacho. Según el acta policial del hallazgo, los 100.000
pesos estaban en un paquete termosellado con una nota en su interior que
señalaba que pertenecían al lote 38057 Bco. 30. La ex funcionaria dijo que la
plata se la prestó su hermano y que estaba en una bolsa de nylon usada que
estaba en su casa. Ayer lo repitió y dijo que ella misma le sacó el aire con la
mano y que la termoselló de manera casera.
Miceli insistió en que era muy detallista a la hora de
contar el dinero. Por eso la fiscalía y el tribunal le preguntaron si era así
porque no había advertido la presencia de un papel dentro del paquete de dinero
con el número de lote y con la inscripción millar de $ 100, que no es habitual.
Miceli insistió en que era víctima del descrédito a la que la sometía el
periodismo, que puso en duda la enfermedad de un hermano suyo.
O sea, que es culpa de los medios que la bolsa con dinero haya aparecido en su despacho, que ella no haya dado una explicación satisfactoria, que el Gobierno le soltara la mano (y le pidiera su renuncia), que se abriera una causa penal, que no lograra dar una explicación satisfactoria durante la instrucción de la causa (y así cosechar un sobreseimiento o, al menos, una falta de mérito), que se sumaran testimonios y evidencias en su contra, que se elevara la causa el juicio oral, que tuviera problemas también en la Fundación Madres de Plaza de Mayo y que, desde hace ya unas semanas, se iniciara el juicio oral (todo un mérito en un país donde sólo el 3% de las 750 causas de corrupción iniciadas desde el retorno de la democracia llegaron a una condena). Todo, por los medios.
La ex funcionaria es juzgada por encubrimiento, pues se
sospecha que la plata provenía de un ilícito. También por la desaparición del
acta policial que registró el hallazgo del dinero. La fiscalía anticipó que
podría sumar a esas acusaciones la de recepción de dádivas.
Pero la culpa,
obvio, es de los medios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario