Achtung, Baby.
Gran álbum de U2 –acaso el mejor de ellos y uno de los
mejores de todos los tiempos, de acuerdo a la visión de este “inorante” escriba–.
Lanzado allá por noviembre de 1991, captó los signos de los tiempos cambiantes,
la caída del Muro de Berlín, el postmodernismo y tantísimo más.
¿Por qué?
Porque cuando en diciembre de 2008 confesó sus pecados y se
dijo arrepentida, la multinacional germana pagó un par de miles de millones de
dólares (el 20% de sus ganancias NETAS de un año) pero, más
importante, prometió portarse bien de allí en más.
El problema llegó ahora. Porque hace un año hubo un escarceo
en Brasil y sospechas en otros lares. Pero la semana pasada, la petrolera
mexicana PEMEX se presentó ante la Corte Federal de Nueva York y acusó a Siemens de
pagar sobornos para quedarse con el proyecto para una refinería en Cadereyta.
Si se verifica, Siemens está al horno. Porque el Departamento
de Justicia de Estados Unidos quedará habilitado a avanzar con cargos penales
contra los ejecutivos de la
multinacional. Y esto, mientras que un juez gringo también
reclama que otros alfiles de Siemens desfilan por su juzgado para que declaren
por las coimas pagadas en la Argentina.
Qué lindo se puede poner…
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