“Hola, ¿qué tal? Soy Jorge Bergoglio, cura”. Simple y llana
la presentación, el hombre que llegó del "fin del mundo" al Vaticano
no gusta de dar rodeos. "Quirúrgico", lo define un ex pupilo al
recordar sus pocas pero decisivas palabras que lo marcaron de por vida.
"Silencioso y humilde", lo define un sacerdote, hoy en África. Corto
de palabras hasta para definirse, ¿quién es el nuevo papa? Si hasta se dio
“Francisco” por nombre, por el de Asís, cuando el referente máximo jesuita es
San Ignacio de Loyola. ¿Quién es Bergoglio?
El resumen lineal es el siguiente: hijo de inmigrantes
italianos, familia trabajadora, escuela pública, llamado de Dios a los 17,
seminario a los 21, escalas varias en países varios, ordenación cuatro días
antes de los 33, carrera meteórica en la Compañía de Jesús, enfrentamientos
varios con presidentes varios, conservadurismo doctrinario y progresismo
social, y batacazo. ¿Lo sintió venir?
"Lo vi por última vez hace 25 días. El abrazo que me
dio fue algo especial", rememora el padre Gustavo Antico, de la iglesia
Santa Catalina de Siena, que conoce a Bergoglio desde 1984, cuando el hoy Papa
lo envió a codearse con los chanchos. "Fue un abrazo largo, afectivo, de
esos que te da un hermano, un amigo, y que en algún punto me resultó inesperado
e inmerecido. Ese gesto leído hoy lo siento providencial. Al día siguiente,
renunció Benedicto XVI."
Antes de convertirse en Francisco, Bergoglio dejó muchas
huellas. Algunas grandes, otras controvertidas. Capaz de un humor inesperado
-como reclamarle a un goleador de su amado San Lorenzo que para qué se retiró
si después no le metían un gol ni al arcoíris-, pero también de ocuparse
durante meses de un muchacho amenazado en una de las tantas villas de Buenos
Aires. Férreo impulsor de los curas villeros y la lucha contra las drogas, y de
una espiritualidad muy profunda, pero orientada a la acción, bien jesuítica.
Eso y más surge de las piezas del rompecabezas que aportaron sus íntimos, su
familia, sus amigos y rivales dentro de la Compañía, sus discípulos dentro de
la Iglesia, referentes de otros credos, y muchos otros a LA NACION desde que
"Bergoglio, cura" pasó a convertirse en el hombre llegado a Roma para
gobernar la Iglesia Católica.
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