El
desembarco del poder en la empresa comenzó semanas antes de aquel cónclave en
el I Fresh Market. Se inició de manera casi casual, por la amistad del yerno de
Nicolás Ciccone, Guillermo Reinwick, con el entonces directivo del canal
Telefé, Gabriel Bianco, marplatense y amigo, según se ufanaba ante quien
quisera escucharlo, de Amado Boudou y José María Núñez Carmona Núñez Carmona.
Vecinos
en el Pacheco Golf Club, en el partido de Tigre, Reinwick ofreció contactar a
Bianco cuando vio a su suegro desesperado porque la Justicia había decretado la
quiebra de su empresa, el 15 de julio de 2010. A través del ejecutivo de
Telefé, le dijo a Nicolás Ciccone, quizá podrían llegar hasta el Ministro de
Economía.
Así
fue. El 29 de julio de 2010, dos semanas después de la quiebra, Boudou y
Nicolás Ciccone se vieron por primera vez. Fue en un estudio de Telefé, con
Núñez Carmona, Reinwick y Bianco de testigos. Fue poco más que un apretón de
manos y el ministro le indicó que conversara con su socio. A Ciccone, su sola
presencia le resultó suficiente para seguir adelante.
El
problema fue que Núñez Carmona quiso acelerar a fondo, allí mismo, en Telefé.
“Firme acá”, le indicó a Ciccone, dentro del canal, mientras le pasaba un papel
donde se asentaba el traspaso de las acciones. Pero veterano en lidiar con
tiburones de la talla de Alfredo Yabrán o Franco Macri, Nicolás Ciccone esquivó
la orden. Adujo que también debía firmar su hermano y socio fundador, Héctor.
Ese
primer contacto en Telefé abrió la segunda fase del proceso: negociar cuántas
acciones retendría la familia y cuántas entregaría a cambio de sacar a la
empresa de la quiebra y a la planta del control de Boldt. Incluyó, además, la
aparición de Vandenbroele como intermediario junto a Núñez Carmona.
pd: el resto de la crónica, acá; o en el libro "La máquina de hacer billetes".
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