La investigación por presunto lavado de dinero, tráfico de
influencias, negociaciones incompatibles con la función pública y otros
supuestos delitos contra el vicepresidente Amado Boudou podría, mediante una
inesperada derivación, aterrizar en el juzgado de Norberto Oyarbide.
Síp.
Un clásico.
Ocurre que el 14 de diciembre, un ex carapintada llamado Orlando Pacífico radicó una denuncia penal basado en las primeras versiones sobre los nuevos controladores de la imprenta Ciccone Calcográfica y sus supuestos vínculos con Boudou. Y sorteo mediante, recayó en el juzgado de Oyarbide.
El problema es que Pacífico nunca se presentó a ratificar su
denuncia, que fue archivada, aunque ahora, tras el escándalo, Pacífico se
habría comunicado con el Juzgado para manifestar su interés por mantener vivo
el asunto. Por eso fue citado para el próximo martes para ratificar la denuncia
que había efectuado dos meses atrás, antes de la feria judicial de enero.
La duda, pues, es si el juez federal Daniel Rafecas y el
fiscal Carlos Rívolo se quedarán con la causa porque cuentan con el expediente
más avanzado (pese a contar con la denuncia más reciente) o se la queda
Oyarbide, junto al fiscal Jorge Di Lello.
Oyarbide, vale recordar, viene de demoler lo que se conoce
como “los mails de Jaime”, con la que derrumbó múltiples investigaciones contra
el ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime. ¿Ahora va por Boudou?
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