Salvo que la Cancillería quiera, no aparecerá la citación al ex embajador argentino ante Venezuela, Eduardo Sadous.
Salvo que la Cancillería quiera, entonces, Sadous no podrá declarar ante la Cámara de Diputados de la Nación.
Salvo que la Cancillería quiera, entonces, los legisladores no podrán preguntarle sobre la "embajada paralela" que operó (y opera) en Venezuela durante años.
Salvo que la Cancillería quiera, los diarios no podrán contar que la citación a Sadous la libró el diputado Alfredo Atanasof el 3 de junio.
Salvo que la Cancillería quiera, jamás trascenderá que la Cancilleria durmió esa citación durante doce días.
Salvo que la Cancillería quiera, la Cancillería (empezando por su máximo responsable, Jorge Taiana), será acusada de bloquear un testimonio requerido por el Poder Legislativo y obstaculizar la búsqueda de la verdad.
Todo esto, claro está, salvo que la Cancillería quiera.
Porque si quiere la Cancillería sí quiere -y eso ocurre antes del mediodía de hoy-, la citacion aparecerá, Sadous podrá declarar y todos felices porque nadie se quedará con las ganas de comprender qué pasó en esa relación bilateral.
Todos felices, claro, salvo Néstor Kirchner, Julio de Vido, Claudio Uberti y algunos (varios) más...
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