Noche de sensaciones cruzadas. Estoy cansado tras dos días
de ayudar a limpiar la casa de mis padres; dos días en los que vi a qué
extremos llega la solidaridad de tantos y tantos que te tienden la mano sin
esperar nada a cambio, pero en los que apenas vi UN camión de la Municipalidad,
nadie de Defensa Civil. Es cierto que los barrios por los que me moví no fueron
los más afectados, pero tampoco de los que menos.
Y me banco que los
funcionarios nacionales, provinciales y municipales se llenen la boca de
palabras huecas, pero no perdonaré jamás que el intendente haya tratado de
tomarme de idiota. Porque sí, lo tomo de manera PERSONAL. Bruera, INTENTASTE
MENTIRME. Y si no te hubiera pescado un colega, nunca habrías borrado ese
tweet.
Tampoco olvidaré que mientras personas anónimas ayudaban a otros sin
siquiera saber sus nombres, los únicos policías que vi debajo de sus
patrulleros estaban CHARLANDO ENTRE ELLOS, sin dar bola al drama que los
rodeaba.
Pero aún así, y lejos de irme a dormir con un sabor amargo, me voy
repleto de agradecimiento y del amor al prójimo que me rodea, de aquellos que
sin más te abren un boliche para que comas algo con tus viejos, que perdieron
casi todo lo que tenían en la planta baja, que te abren una veterinaria para
que busques algo para un perro, que agarran la ropa de otros para lavarla en
sus casas, de amigos que se llevan a los pibes de otros a sus casas a dormir,
de tipos que caminan una hora para ver si una familia amiga está bien porque
los teléfonos no funcionan.
Y me quedo con eso.
GRACIAS por tanto.
Porque
mientras un IMBÉCIL miente desde Brasil (porque sí, Bruera, sos un imbécil que
deberías renunciar si tuvieras dignidad), miles de platenses mostraron porqué
esta ciudad, La Plata, es una ciudad digna de ser vivida.
¡GRACIAS!
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