El canciller Héctor Timerman y varios de los más altos
funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores fueron sometidos a
escuchas telefónicas durante algunas de las más complejas negociaciones
diplomáticas de los últimos años, con países como Irán, Estados Unidos y
Uruguay, entre otros. Así surge de documentos oficiales secretos, que fueron
vistos por LA NACION.
Las escuchas telefónicas alcanzaron, al menos durante 2011,
a Timerman; al entonces vicecanciller, Alberto D'Alotto; al secretario de
Cooperación y Coordinación Internacional, Hernán Orduna, e incluso a Ulises
Kandiko, jefe de la Dirección de Seguridad del ministerio (Diseg), que vela por
la limpieza de las comunicaciones más sensibles de la diplomacia argentina.
La propia Diseg detectó el espionaje durante dos de los
monitoreos que desarrolla de manera periódica con la Policía Federal de todas
las vías de comunicación de la Cancillería. Descubrió "anomalías" en
las líneas de esos funcionarios, que estaban redireccionadas, según los
documentos MRE:0104597/2011 y otros posteriores.
La pesquisa permitió comprobar que la interceptación sería
local y se sospechó de la Secretaría de Inteligencia (ex SIDE) como posible
responsable, algo que, sin embargo, no quedó asentado en uno de los expedientes
secretos que se iniciaron, registrado como EXPE-MRE:0038291/2011.
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