Si algo faltaba para que este escándalo ofreciera una arista entre insólita y disparatada era algo más o menos como esto (Y después dicen que la verdad no supera la ficción):
Alejandro Vandenbroele, el presunto testaferro del vicepresidente Amado Boudou, dio otro giro inesperado al “caso Ciccone”. Ante la Justicia, acusó al Gobierno de querer “vaciar” la imprenta y avanzar con una expropiación “inconstitucional”. Según él, para de ese modo no tener que indemnizar a The Old Fund, la enigmática sociedad que él preside y cuyos dueños permanecen en las sombras.
Alejandro Vandenbroele, el presunto testaferro del vicepresidente Amado Boudou, dio otro giro inesperado al “caso Ciccone”. Ante la Justicia, acusó al Gobierno de querer “vaciar” la imprenta y avanzar con una expropiación “inconstitucional”. Según él, para de ese modo no tener que indemnizar a The Old Fund, la enigmática sociedad que él preside y cuyos dueños permanecen en las sombras.
En un escrito que firmó solo, como abogado propio,
Vandenbroele le pidió a la Justicia que designe a un veedor que controle a los
interventores oficiales y que estos informen, entre otros datos, cuántos
billetes de $ 100 se imprimieron en la ex Ciccone.
El otrora abogado monotributista cargó incluso contra la
decisión del Gobierno de compensar lo que vale la empresa con los impuestos que
le adeuda a la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). Lo definió
como un “acto prohibido” por la ley, que va en desmedro de acreedores con
mejores privilegios que el organismo tributario, y calificó la iniciativa de la
presidenta Cristina Fernández de Kirchner que lo dispuso de “ilegal”, “inválido”
e “inconstitucional”.
pd: el resto de la nota publicada hoy en LA NACIÓN, acá.
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