Ayer no publiqué nada en el blog.
Para que quede claro, ME EQUIVOQUÉ. No volverá a ocurrir.Hoy tampoco pensaba hacerlo.
Pero decidí dejar claro un tema: el jueves a la noche, cuando me crucé por Twitter con el canciller Héctor Timerman, me equivoqué.
¿Por qué? Porque mi trabajo es de investigación periodística y debo concentrarme en buscar datos, verificarlos, confirmarlos y publicarlos. Y no debo entrar en discusiones que no llevan a nada, que implican cruces de reproches o, peor, lucha en el barro.
¿Qué hacer cuando un funcionario te acusa de algo que sabe que es falso, es decir, que dice una mentira? ¿Replicar? ¿Aclarar? ¿Iniciar un ida y vuelta, como hice?
Lo hablé con un par de colegas más veteranos y me dieron un par de sugerencias para el hipotético caso que afronte una situación similar.
Y eso, como diría Forrest Gump, es todo lo que tengo que decir al respecto (eso y que el jueves a la noche, él hubiera actuado con más sensatez de lo que yo lo hice).
Volvamos a lo nuestro.
Mañana, espero, se viene otro misil.
pd: confesión inesperada: algunos amigos me llaman "Forrest Gump". No por mi lucidez, sino porque también me apasiona correr y correr.
Es cierto... seguí tus cruces con Twimerman, no tendrías que haber revelado de manera integra sus datos personales. Solo con mostrar que los tenías era suficiente. Pero hay que estar en el momento y bancar las agresiones del otro lado. Haces muy bien en reconocer públicamente el error. Un tropezón no es caída, te sigo leyendo!
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