En línea con lo que comenté en mi post anterior (aquello de que muchas veces la forma de embocar a un pillo no es a través de una investigación compleja, sino a través de lo más obvio), ahora me encontré con las recientes declaraciones de Mr. Richard Alderman.
El buen señor es el capo del “Home Office” británico, la agencia gubernamental para policía, contraterrorismo, antidroga, inmigración y algunas cosillas menores más.
Durante el 29no Seminario Internacional sobre Crimen Organizado, Alderman anticipó que perseguirán los delitos menores que detecten para afectar las grandes operaciones delictuales. Es decir, la “gran Al Capone”.
El capo de Chicago recibió una condena a 11 años de prisión tras ser hallado culpable de evasión tributaria. Pareció un mal chiste que semejante mafioso fuera en Alcatraz por impuestos, pero sirvió para detener su operatoria. Y cuando recuperó su libertad nunca logró recuperar su trono. Ocho años después, murió.
Ahora, Alderman promueve avanzar por esa senda. En la práctica, significará revisar los libros contables de las compañías para buscar cómo escondieron las coimas que pagaron. Sea con facturas truchas (como en la Argentina) o con “gastos útiles” (o “Nützliche Aufwendungen”) en Alemania pre-OECD.
pd: más datos sobre la estrategia del Home Office, acá.
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