Hay días (muchos) en que tengo ganas de dedicarme a otra cosa. Colgar los botines periodísticos y trabajar, digamos, en una librería. Aunque podría ser también en una ferretería. O quizá volver a ejercer como abogado. Quién sabe.
Pero hay otros días (pocos) en que la vida te da sorpresas y este puteado oficio te regala pequeños grandes lujos. Hace poco recibí un premio inesperado en Guayaquil; y anoche, gocé de algo muchísimo más relevante.
Disfruté, durante 55 minutos, de una conversación a solas con Taty Almeida, referente de las Madres de Plaza de Mayo - Línea Fundadora.
Cuando salí de la sede de la calle Piedras llamé a mi esposa. Sólo para contarle eso. Que disfruté de 55 minutos con una mujer llena de vida, de esperanza, de alegría. Una mujer que, pese al horror que padeció y padece, sonríe, ríe, enseña, educa, forma y moviliza. Una mujer sabia.
¿Cuántos gozan de ese lujo? ¿Cuántos reciben semejante aprendizaje personalizado que valen lo que ni Bill Gates puede pagar con todo su dinero? Eso es algo que el periodismo, de tanto en tanto, te regala. Conocer gente maravillosa. En la otra punta del planeta o a dos cuadras de la redacción de LA NACIÓN.
Por supuesto que ella es apenas una referencia de algo mucho más amplio y profundo. De un valioso movimiento que comenzó a gestarse en abril de 1977. Que sufrió lo indecible y más. "Locas" que en rigor son héroes, maestras, MADRES en el sentido más digno de la palabra.
Y ella en particular, Taty, me sacudió.
Gracias.
Hugo:
ResponderEliminarCon una compañera de la facultad quisieramos hacerte una entrevista sobre tu libro "las coimas del gigante alemán". Es para un trabajo para la facultad, la Universidad de Belgrano. Ojalá podamos contar con eso.
Saludos
Hola, Florence.
ResponderEliminarEscribime a secretosdelavalija@gmail.com
salutes,
hugo