Sencillito y concreto.
Así es el eje de un blog que un activista chino desarrolló durante un buen tiempo. ¿De qué va? En publicar por Internet qué relojes utilizan los funcionarios de su país. ¿Por qué? Porque muchísimos de ellos cobran el equivalente a US$ 15.000 al año, pero se muestran por la vida con relojes que valen cuatro o más veces esos ingresos.
Rolex, Piaget, Omega y Cartier son sólo algunas de las marcas de lujo que expuso el bloguero, que por obvias razones optó por resguardar su verdadero nombre y apelar al seudónimo “Huagoushan Zongshuji”, cuya traducción literal sería algo así como (disculpen si le pifio, pero no soy “chinólogo”): “Secretario General de Flores y Frutas Montañosas”.
¿Un ejemplo? El del benemérito ministro de redes ferroviarias de China, Sheng Guangzu, quien aparece en diversas fotografías con un Rolex Oyster Perpetual (11.000 dólares), un Piaget Altiplano (10.500 dólares) y un Omega Constellation (US$ 4700 dólares).
Guangzu no fue el único funcionario enganchado en "orsai", claro está. Al viceministro de Salud, por ejemplo, lo embocó con un Rolex Submariner (US$ 14.300) y al subdirector de la Academia de Administración del Estado en Pekín, con un Piaget Emperador (US$ 15.500 dólares).
“Un simple reloj puede revelar la corrupción oculta de algunos funcionarios públicos codiciosos y muestra que la corrupción deja su marca”, le comentó el bloguero al diario británico The Telegraph.
Y el buen “Secretario General de Flores y Frutas Montañosas” tiene razón. A veces las investigaciones sobre corrupción se centran en transferencias a través de paraísos fiscales, testaferros y mucho más, cuando la prueba está allí, a simple vista.
Ah! Me olvidaba: ¿La reacción del gobierno chino? Censuró el blog. Pero fue demasiado tarde. El escándalo público resultó imparable.
pd1: cualquier reminiscencia al reloj del ministro
pd2: fuera de broma, también, lo que no cabe descartar es que los relojes de lujo sean, en rigor, réplicas de los originales. No por nada, todo esto ocurrió en China…
pd3: el artículo de The Telegraph, acá.
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