Escena I
Tres meses
de trabajo fructifican, al fin, en la obtención de un material preciado. Que
permite, entre otras posibilidades, comprender que la AFIP emitió no una, sino
cuatro moratorias excepcionales a favor de la ex Ciccone Calcográfica.
Y que en las primeras dos omitió incluir los intereses resarcitorios y
punitorios acumulados durante años. Es decir, que la empresa de Alejandro Vandenbroele
acordó pagar $ 107 millones cuando debió pagar $ 247 millones. Y que esos
intereses sólo se incluyeron en las dos nuevas moratorias que se armaron sólo
luego de que estalló el escándalo. Es decir, un bombazo. Ergo, los editores
deciden llevarlo a la tapa del diario.
Escena II
Se viene el
brindis por el Día del Periodista. Suena el teléfono del colega y amigo, Hernán
Cappiello. Le chiflan que sobreseyeron a Claudio Uberti en
alguna causa. Comenzamos a averiguar. Y cuando comienzan a chocar las copas,
confirmamos que es en la
causa Antonini. Fallo de Cámara. ¿Patética casualidad o cínica dedicatoria a
los periodistas que investigamos el caso? Ni vale la pena pensar en eso. Más aún cuando se veía venir (ver acá, de enero de este año, y acá, ya en abril de 2011).
Escena III
Otros temas
matan a la nota Ciccone. Tres
meses de laburo y de picar piedra, y el material no llega a la tapa. Va adentro.
Tocó perder. Y el sobreseimiento de Uberti, al que dediqué tantas horas, días,
semanas, meses, años (y un libro) tampoco llega a la tapa. También va
adentro. Temas más urgentes o coyunturales les ganaron. Son las
reglas de juego. Periodismo explícito, alejado de las fantasías idílicas o conspirativas
de quienes jamás pisaron una redacción y opinan como si fuera sabios u oráculos.
Escena IV
Llego a casa. Día largo. Celular apagado. Y mi mujer me avisa: se bajó Reposo. Vuelta a empezar.
pd1: la nota sobre el caso Ciccone, acá.
pd2: la nota sobre el caso Antonini, acá.
Escena IV
Llego a casa. Día largo. Celular apagado. Y mi mujer me avisa: se bajó Reposo. Vuelta a empezar.
pd1: la nota sobre el caso Ciccone, acá.
pd2: la nota sobre el caso Antonini, acá.
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