¿Cómo concluirá el juicio oral por las Coimas en el Senado? ¿Qué
pasará con el “caso Ciccone”? ¿Y Ricardo Jaime? ¿O la tragedia de Once?
A la luz de los antecedentes (incluso cuando las propias empresas o involucrados reconocieron el pago de sobornos, como en IBM - Banco Nación, Skanska o Siemens), el horizonte resulta sombrío.
Y sólo citaré un par de estudios recientes elaborados por ONGs respetadas.
Para empezar, las investigaciones sobre corrupción tardan en
promedio más de una década en llegar a juicio (en los casos en que sí llegan). Porque
además hay "prescripciones masivas", según la Asociación Civil por la
Igualdad y la Justicia (ACIJ),
el Centro para la Investigación y Prevención de la Criminalidad Económica
(Cipce) y la Oficina de Coordinación y Seguimiento en materia de Delitos contra
la Administración Pública (Ocdap), un organismo oficial que dirige la fiscal
Sabrina Namer y que depende del Ministerio Público.
¿Ejemplo? Una de las instancias habituales donde las
investigaciones se frenan es durante los peritajes contables. En particular,
por la complejidad de los estudios que deben encarar, la sobrecarga de tareas
sobre los expertos (sólo hay 13 en funciones) y la gran cantidad de
definiciones que se les piden, en muchos casos innecesarias y mal planteadas
(muchas veces a propósito, obvio, al igual que al enviar exhortos internacionales).
Algo más: según los datos recabados por el Cipce en un
trabajo anterior, sobre 750 casos de corrupción registrados entre 1980 y 2007 (dictadura, Alfonsín, Menem I, Menem II, De la Rúa, Rodríguez Saá, Duhalde, Kirchner),
sólo se condenó al 3% de los involucrados, quienes se quedaron con US$ 13.000
millones.
Más aún: según la ACIJ, sólo durante 2009 se iniciaron 207
causas por corrupción. Pero hasta ahora, sólo 11 fueron elevadas a juicio y en
apenas 1 se llegó a una condena.
Conclusión: afaná, si te llegan a denunciar la pesquisa demorará más de 10 años, es probable que la causa prescriba y la guita no la vas a tener que
devolver (como máximo, deberás repartir con tu boga, acaso con el fiscal y, en
contados casos, con el juez, aunque los más avezados también computan esos aportes a
la hora de calcular el monto de la coima).
Más clarito, agua. Y los muchachos, felices como pirata con
garfio nuevo.
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