Justo antes de la feria judicial de invierno, el empresario
patagónico Lázaro Báez cosechó dos silenciosas buenas noticias. La Justicia
debió cerrar una causa penal que lo tuvo contra las cuerdas por la presunta
evasión de más de $ 400 millones. Y el Tribunal Fiscal, con nuevos miembros,
revocó la decisión de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) que
lo dejaba al borde de otra causa penal por presunto lavado de activos.
El juez en lo Penal Económico, Rafael Caputo, debió
suspender la tramitación de una investigación contra una de las firmas
vinculadas a Báez, Gotti Hermanos, ya que la constructora se acogió a la ley
26.476 de moratoria y blanqueo por al menos $ 75 millones, una cifra que, sin
embargo, quedó muy por debajo de los $ 400 millones que habían estimado los
inspectores de la AFIP antes de que los removieran junto con sus superiores.
El otrora socio del fallecido ex presidente Néstor Kirchner
también cosechó una buena noticia desde el Tribunal Fiscal para otra
constructora: Badial SA. Por dos votos contra uno, logró que la sala A revocara
las conclusiones de los inspectores de la AFIP, que le enrostraron una evasión,
lo que conllevaría la apertura de otra causa penal, con presuntas maniobras de
lavado de activos.
Ante la AFIP, Báez había detallado cómo un directivo de la sociedad uruguaya Reloway Company SA, Carlos Calvo López, solía viajar en avión o por Buquebus a la
Argentina con fortunas en efectivo -por encima de los montos permitidos por la
AFIP-, que luego transportaba hasta Río Gallegos, donde se depositaban en la
cuenta de la constructora en los bancos Patagonia o de Santa Cruz, o se lo daba
a Báez en mano.
La línea de la AFIP procuró entonces ubicar al imitador de
Guido Alejandro Antonini Wilson, pero resultó inhallable. Al final, sólo se
logró verificar que Calvo era director de la firma Invernes SA.
pd: el resto de la nota publicada hoy en LA NACIÓN, acá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario