El gobierno de Estados Unidos pagó una recompensa de US$ 104
millones a un ex empleado de UBS que aportó información sobre el fraude
cometido por clientes del banco suizo.
El beneficiario, Bradley Birkenfeld, obtuvo así la
recompensa más alta otorgada jamás a un informante en Estados Unidos, y la
primera condonación dada por la Ley sobre Fraudes Fiscales.
Birkenfield, que se apodó "Tarántula" cuando contactó por primera vez a la corresponsalía en Zurich de The Financial Times para filtrar información, también logró algo más de Estados Unidos. Le condonaron la pena a 3 años de prisión debido a sus aportes en contra de peces más grandes.
Birkenfield, que se apodó "Tarántula" cuando contactó por primera vez a la corresponsalía en Zurich de The Financial Times para filtrar información, también logró algo más de Estados Unidos. Le condonaron la pena a 3 años de prisión debido a sus aportes en contra de peces más grandes.
¿Cuántos informantes podrían surgir en la Argentina si
existiera un “premio” por contar lo que hoy callan? Porque si en Wall Street
reina el lema de que la inversión es el justo medio entre el miedo y la
codicia, lo mismo podría decirse sobre muchos potenciales “soplones”.
O como expusieron ayer los gringos, la agencia tributaria estadounidense
(IRS, en inglés) "envió 104 millones de mensajes a los informantes en todo
el mundo para decirles que ahora hay una manera segura de reportar los fraudes
fiscales y que el IRS los recompensa".
Pero hay más. Porque Estados Unidos no sólo premió al informante, sino que
castigó al banco que permitió que muchos contribuyentes evadieran sus impuestos
durante años. Tras un largo y duro pleito que viene desde 2007, el costo para
el UBS trepó a los US$ 780 millones.
El día que algo así se aplique en la Argentina, juego lo que tengo con que se pudrirá todo.
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