Alejandro Vandenbroele y Máximo Lanusse compartían una
cuenta corriente en el Santander Río. Y juntos cosecharon un reporte de
operación sospechosa (ROS) de lavado de activos que el banco envió a principios
de este año a la Unidad de Información Financiera (UIF), que preside José
Sbattella.
Ese ROS, sin embargo, no fue el único que protagonizó
Vandenbroele o algunos de los otros personajes del “caso Ciccone”. La unidad
antilavado cosechó al menos 7 alertas emitidos por alarmas locales e, incluso,
desde el exterior.
Junto a The Old Fund acumuló otros dos reportes, y desde
Madrid también llegó un informe de la Comisión de Prevención de Blanqueo de
Capitales e Infracciones Monetarias (Sepblac), la unidad antilavado española,
tal como LA NACION reveló el 22 de abril último.
Investigado por la Justicia como presunto testaferro del
vicepresidente Amado Boudou, Vandenbroele avanzó a su vez sobre la ex Ciccone
junto con José María Núñez Carmona, el íntimo amigo y socio del ex ministro de
Economía, según indicaron múltiples fuentes durante los últimos meses a LA
NACION. Y Núñez Carmona también cosechó un par de reportes de operaciones
sospechosas de lavado de activos.
pd: el resto de la nota publicada en LA NACIÓN, acá.
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