De a uno o de a dos por vez, el presidente de la Unidad
de Información Financiera (UIF), José Sbattella, desplazó a los técnicos
especializados en investigaciones antilavado. Sólo queda un puñado testimonial.
Y al resto lo reemplazó con militantes y familiares sin experiencia alguna,
según los testimonios de cuatro fuentes al
tanto de lo ocurrido, documentos públicos y privados, y un relevamiento del
Boletín Oficial.
La politización de la UIF, que se agudizó desde el
arribo de Sbattella, en marzo de 2010, incluyó casos singulares, como el
nombramiento de un militante al que debieron pedirle la renuncia tras aparecer
por televisión en los disturbios causados por los barrabravas de River cuando
el club quedó a un paso de descender, en junio de 2011. Sin embargo, lo
reincorporaron cuando se diluyó el riesgo de un escándalo público.
"Hay una dinámica permanente de politizar el discurso,
las acciones y al personal de la UIF", lamentó una de las fuentes que
aceptó dialogar bajo estricta reserva de su nombre durante los
últimos tres meses. ¿El motivo? Luego de que este diario reveló el 20 de agosto
la protección brindada al vicepresidente Amado Boudou y al empresario
patagónico Lázaro Báez, entre otros, Sbattella y sus colaboradores
amenazaron: "Por cada nueva nota [que se publique] echaremos a dos
empleados".
Sin embargo, mientras por un lado se discrimina a parte del
personal técnico por razones políticas, por el otro se designan nuevos
empleados también por razones políticas o de parentesco con el propio Sbattella
y sus principales colaboradores.
pd: el resto de la nota publicada hoy en LA NACIÓN, acá.
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