Cruel ironía, la reacción oficial de los gobiernos de la Argentina y de Estados Unidos ante el escándalo “de la valija” adoptó la misma táctica que antes siguió Siemens para restablecer sus relaciones (y sumar negocios) con Buenos Aires y que, mucho antes, tomó Carlos Menem para vincularse con Gran Bretaña tras años de distanciamiento por la Guerra de Malvinas.
Si Menem apostó por un “paragüas de soberanía”; los funcionarios argentinos y estadounidenses decidieron “encapsular” el incidente alrededor de
“Para nosotros, la situación ya está encapsulada y el gobierno de la Argentina se ha manejado de una manera diferente”, sintetizó el entonces subsecretario de Estado para las Américas de
Entre ambos encapsulamientos, el de Siemens-DNI y el “maletinazo”, de todos modos, media una diferencia notoria. Con
Y los negocios son negocios.
Que a veces salen mal.
En ciertas ocasiones, por apostar al hombre equivocado.
Ese fue el caso de Siemens, que pese a sus buenos vínculos con el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, no logró quedarse con el ambicioso “tren bala”, el primero en América Latina.
La derrota se desencadenó poco después de que el ministro viajó a Alemania para verificar las bondades de los trenes de Siemens, mientras que su en teoría subalterno -y en la práctica, rival-,
-¿Qué pasa, se equivocaron de funcionario?-le preguntaron dos periodistas, con cierta picardía y bastante malicia, sobre De Vido al ejecutivo de Siemens abocado a esa negociación.
-Creo que sí, que nos equivocamos de funcionario –contestó-. Convencimos a un funcionario que no tomaba la última decisión.
Porque ciertas prácticas, en verdad, son difíciles de alterar.
pd: más datos, en “Las coimas del gigante alemán”.
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