Tras el anuncio del Ministerio de Economía sobre la
intervención de la
ex Ciccone Calcográfica resta conocer los detalles, la letra
chica, de cómo se impulsará su expropiación. Detalles que pueden resultar
multimillonarios o por demás incómodos. Entre otros, los siguientes ocho:
Primero, porque según cómo se expropie la ex Ciccone (es decir,
cómo se calcule lo que vale, y se apunte a los “activos físicos” –las máquinas–, al “valor empresa en marcha”, al “fondo de comercio”, al
“valor llave” o las acciones), puede significar que los misteriosos dueños de
la imprenta completen su último gran negocio antes de entregarle las llaves al Estado.
Segundo, porque hay que ver también quién terminará por cobrar
el cheque del Estado (si es que siquiera debe resarcirla, según cuál sea la
tasación que se fije y restado su pasivo tributario con la Nación y la
provincia de Buenos Aires que supera los $ 400 millones).
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