El zapping ofrece sus virtudes. Entre otras, me permite ver
múltiples deportes de los Juegos Olímpicos de manera simultánea. Y toparme con
escenas ya olvidadas de grandes películas, como “Syriana”, dirigida por Stephen Gaghan y protagonizada por George Clooney, entre otros.
La escena en cuestión muestra al abogado negro, Bennett
Holiday, que parece probo e implacable (no contaré más por las dudas que no
hayan visto la película), cuando encara al cínico, Danny Dalton, que ante un planteo
de Holiday ofrece un rapto de sinceridad.
Dice Dalton: “Corruption charges! Corruption? Corruption is
government intrusion into market efficiencies in the form of regulations. That's
Milton Friedman. He got a goddamn Nobel Prize. We have laws against it
precisely so we can get away with it. Corruption is our protection. Corruption
keeps us safe and warm. Corruption is why you and I are prancing around in here
instead of fighting over scraps of meat out in the streets. Corruption is why
we win”.
Traducción literal: “¿Cargos por corrupción? ¿Corrupción?
Corrupción es la intrusión del gobierno en las eficiencias del mercado en la
forma de regulaciones. Es Milton Friedman. Obtuvo un maldito premio Nóbel. Tenemos
leyes contra eso precisamente para que podamos salirnos con la nuestra. La corrupción
es nuestra protección. La corrupción nos mantiene seguros y calientes. La corrupción
es por qué vos y yo nos estamos pavoneando aquí en vez de pelearnos por pedazos
de carne en las calle. La corrupción es por qué ganamos”.
¿Cuántas regulaciones impuestas con la mejor de las intenciones terminaron convertidas en excusas para corrupción? ¿Cuántos mercantilistas (disfrazados de empresarios) ganan contratos que jamás podrían obtener de otro modo los obtienen sólo porque sí coimean?
Si no vieron Syriana, se las recomiendo.
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