A mediados de 2010, un emisario de los hermanos Nicolás y
Héctor Ciccone mantuvo tres reuniones con el entonces apoderado de la Fundación
Madres de Plaza de Mayo, Sergio Schoklender. Los dueños de la imprenta de
valores de seguridad más importante del país buscaban escapar de las presiones
de dos grupos: el del entonces ministro de Economía, Amado Boudou, y el del
entonces jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. Por eso, el mensajero llegó con
una propuesta: incorporar a la Fundación como socia de la imprenta. Y para eso,
la llave era destrabar la resistencia de la AFIP a darle una moratoria.
El emisario llegó con muestras de lo que Ciccone y Madres
podían producir juntos: pasaportes electrónicos, DNI, fichas de casinos,
billetes de lotería, libretas para la Asignación Universal por Hijo (AUH) y
mucho más. A cambio, eso sí, de que el acceso que Hebe de Bonafini tenía a
Cristina y a Néstor Kirchner sirviera de escudo protector contra las presiones
de Boudou, por entonces ministro de Economía, y de Aníbal Fernández
Ese misterioso emisario de los Ciccone, que hasta ahora se
había mantenido en silencio, fue el secretario general de los trabajadores
municipales de Vicente López, Víctor Pirillo, según lo admitió ante la consulta
de LA NACION. Por escrito, contó que ante la desesperación de que la empresa se
perdía y con ella los puestos de trabajo intentó buscar una salida para
contrarrestar la ofensiva de lo que definió como una "banda de
aprovechadores".
pd: el resto de la nota publicada hoy por LA NACIÓN, acá.
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