Para
el ex jefe de la división de Investigaciones en la Oficina del Fiscal de Nueva
York, Adam S Kaufmann, hay una premisa central cuando se trata de investigar
delitos de cuello blanco, lavado de activos o corrupción política. “La clave es
darle a los fiscales las herramientas necesarias para que puedan investigar e
ir hacia arriba, más allá de los peces chicos”, dice. Y, de eso, sabe.
Por
“culpa” de Kaufmann [foto, abajo], gigantes de las finanzas mundiales como HSBC –que lavó
montañas de dinero físico de carteles de la droga de México y Colombia–, Credit
Suisse, Standard Chartered Bank, Barclays, ING Bank y Lloyds pagaron multas por
más de US$ 2400 millones. Es decir, más dinero que el que jamás recuperó la
Justicia argentina.
Kaufmann
trabajó durante más de 18 años en la Fiscalía de Nueva York, de los que los
últimos 10 se concentró en las pesquisas por lavado de activos y corrupción
política, como cuando puso contra las cuerdas al ex alcalde de San Pablo, Paulo
Maluf. Pero también tiró de la cuerda de unas empresas fantasmas con
ramificaciones en Manhattan y las pistas lo llevaron por la Triple Frontera, el
Líbano e Irán, con movimientos por cientos de millones de dólares que, en
ciertos casos, llegaron hasta las familias de terroristas suicidas.
Por
esa experticia, Kaufmann se reunió junto a su entonces jefe, el fiscal Cyrus
Vance, en Manhattan, con el titular de la Unidad AMIA, Alberto Nisman, con
quien cruzaron información. “Habíamos detectado mucho dinero que fluía desde
Irán hacia Venezuela, incluso para proyectos militares”, recuerda.
pd: el resto de la entrevista publicada hoy en LA NACIÓN, acá.
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