En julio de 2000, el presidente Fernando de la Rúa recibió una carta del canciller federal de Alemania, Gerard Schröder.
No fue un momento agradable.
Sin mayores vueltas, el germano le reclamó por Siemens, el Proyecto DNI, la seguridad jurídica y la vigencia del Estado de Derecho. Todo eso, sazonado con una amenaza velada sobre el eventual retiro de las inversiones teutonas del país.
Dicen, vale remarcar, que aquella vez De la Rúa reaccionó con dignidad.
“Chupete” tuvo, además, su revancha con Schröder en Nueva York, en la Cumbre del Milenio que se celebró por el año 2000 durante la tradicional apertura anual de la Asamblea de las Naciones Unidas.
Por esas vueltas del destino, les tocó sentarse alrededor de la misma mesa durante el almuerzo que organizó el secretario general de la ONU, Kofi Annan. Pero lejos de protagonizar algún chisporroteo, De la Rúa le prometió a Schröder que el entuerto terminaría por resolverse para bien. Es decir, para bien de los alemanes.
Explosión y colapso criollo mediante, ya sin “Chupete”, Antonito y el resto de la troupe sushi, y con Eduardo Duhalde en
Duhalde recibió a una delegación germana, el 15 de febrero de 2002, en
Ante la prensa local, Schröder dijo luego desconocer los detalles de las conversaciones que mantenía
Alta política, que se dice.
pd: más datos, en el libro.
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