El material clave para fabricar los polémicos chalecos
antibalas que el Ministerio de Seguridad comenzó a entregar a la Policía
Federal ingresó al país como material bélico secreto, lo que redujo los
controles aduaneros y evitó además el pago de impuestos.
La operatoria incluyó la participación de los ministerios de
Seguridad, Industria, Justicia y Desarrollo Social, que convocó a cooperativas
para que colaboren con la Sastrería Militar en la confección de los chalecos
que afrontaron luego serios problemas cuando el Laboratorio de Armamentos del
Ejército los sometió a por lo menos tres peritajes balísticos [abajo].
De todos esos ministerios, sin embargo, fue el de Desarrollo
Social que lidera Alicia Kirchner el que asumió un rol protagónico para reducir
los potenciales planteos e impugnaciones contra los chalecos antibalas. Lo hizo
su secretario de Economía Social, Carlos Cipolla, según consta en un reporte de
Registro Nacional de Armas (Renar), el órgano oficial de contralor.
Así, pese a los elevados “traumas” o niveles de impacto que
mostraron esos chalecos durante los testeos del Laboratorio de Armamentos, el
Ministerio de Seguridad comenzó a repartir los primeros 1900 chalecos entre los
agentes de la Policía Federal durante las últimas cinco semanas, según reveló
ayer LA NACION.
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